11 de septiembre de 2023

Relatos del mundo Warcraft: Notorius Enigma

Notorius Enigma era la hermandad donde jugaba en la expansi贸n de Legion. Hicimos un concurso de relatos sobre la hermandad y nuestros personajes y esto fue lo que sali贸.


Notorius Enigma.


Elkam tom贸 asiento en la taberna de Dalaran, sac贸 pergamino, tinta y pluma. Hab铆a trascurrido varios d铆as desde el 煤ltimo ataque de la legi贸n y comenzaba a sentirse bastante tenso. La inactividad le pasaba factura. “El regalo” que hab铆a dejado el Rey Ex谩nime a los caballeros de la muerte empezaba a manifestarse. El anhelo de matar  y el ansia por sentir el calor de la sangre entre los dedos, si no la saciaba, se trasformaba en dolor f铆sico. Un dolor que a veces era dif铆cil de llevar, realmente dif铆cil. 

Necesitaba distraer su mente de aquella maldici贸n. Moj贸 la pluma y  puso toda su atenci贸n en el glifo que estaba perfeccionado. Una oleada de dolor le golpe贸 sin previo aviso. Apret贸 el pu帽o con tanta fuerza que rompi贸 la pluma estropeando el pergamino. Cuando la punzada pas贸 tom贸 aire y lo exhal贸 mascullando una maldici贸n.

- ¡Maldito seas Arthas!

Recogi贸 todo con fastidio y se levant贸. Tendr铆a que buscar otra manera de calmar el dolor. Quiz谩s en los bajos fondos.

 Al pasar junto al tabl贸n de anuncios, una nota se desprendi贸 de este y fue a parar justo a sus pies. Llam贸 su atenci贸n  la pulcra caligraf铆a. Recogi贸 la nota que estaba bastante manoseada y la ley贸. Parec铆a un buen pasatiempo. Hablaba de un misterio a resolver escondido en un mapa y de salvar Azeroth. Se citaba a los interesados en aquel mismo lugar aunque varios d铆as atr谩s. Conoc铆a al firmante del escrito. 

El primer d铆a que visit贸 la biblioteca de Dalaran, sus pesadas botas y el repiqueteo de la armadura hab铆an perturbado la paz del recinto nada m谩s entrar. Aquel muchacho se le hab铆a acercado por la espalda al trote record谩ndole e invit谩ndole a dejar sus armas a la entrada del edificio. Pedirle a un caballero de la muerte que se desprendiera de su hojaruna era como pedirle a un mago que se cortara las manos. Superado el primer encontronazo los dos hab铆an coincidido en su pasi贸n por los libros y los escritos antiguos.


                                                              -o-


Athelstad  recogi贸 la pila de libros de la sala de lectura y comenz贸 a colocarlos de nuevo en las estanter铆as. No dejaba de darle vueltas a la cabeza. Hab铆a acudido gente a su llamada; si pero la mayor铆a lo hab铆an hecho para re铆rse en su cara. Los pocos que hab铆a mostrado inter茅s eran eso: pocos. 

Muy pocos para una empresa tan grande. Necesitaba m谩s gente que compartiera su convicci贸n. ¿Pero c贸mo hacer para que se le uniera m谩s gente? ¿C贸mo reclutar nuevos h茅roes?

Termin贸 de colocar el 煤ltimo libro y se volvi贸 para seguir con la tediosa tarea. Tan absorto estaba en sus pensamientos que de repente fue como darse de narices contra un iceberg. El choque le hizo retroceder hasta golpearse la espalda contra la estanter铆a. Se encontr贸 mirando a un ancho pecho vestido con una coraza negra y el tabardo de los caballeros de la espada de 茅bano. 

A pesar de haber hablado varias veces con Elkam, no pod铆a evitar la impresi贸n que este le causaba. M谩s trat谩ndose de un elfo de la noche que le sacaba al menos tres cabezas y le erizaba todos los bellos de su cuerpo cuando estaba cerca y teniendo en cuenta que la resurrecci贸n del caballero estaba ligada a la escarcha, literalmente helaba el aire a su alrededor.

 -  Hola muchacho - dijo el elfo tendi茅ndole la nota - H谩blame de esto.

Athelstad se recompuso la toga y recuper贸 el aliento. Hab铆a estado tan abstra铆do en sus divagaciones que no se percat贸 de su presencia. Indic贸 al elfo que le siguiera a otra sala donde poder hablar sin ser molestados. 

 - El texto es ambiguo. Se puede interpretar de muchas formas - dijo Elkam despu茅s de haber estudiado el manuscrito que Athelstad le hab铆a mostrado- Esto parece escritura r煤nica muy antigua.- se帽alo unas marcas que recorr铆an el borde del mapa.

  - ¿Sabes qu茅 dice?

  - No.

  - ¿Podr铆as traducirlo? – Un atisbo de esperanza naci贸 en el joven mago.  Si un oficial de los caballeros de 茅bano se un铆a a su b煤squeda ser铆a algo bueno, realmente bueno.

   - Podr铆a- contesto Elkam con tono indiferente – Pero necesitaras un experto que descifre el mapa.

Las esperanzas de Athelstad se volvieron a desinflar.

 - ¿Conoces alguno? - pregunt贸 t铆midamente.

 - Tal vez. 


                                                             -o-


El joven mago apret贸 el paso, le costaba seguir las zancadas del elfo. Caminaron hasta llegar al otro extremo de la ciudad donde se hallaban la mayor铆a de los establos.  Elkam entr贸 en uno de ellos donde se encontraba una mujer elfa de cabello plateado. Esta cepillaba con mimo a un enorme lince rojo que ronroneaba como si fuera un inofensivo gato dom茅stico. La entrada de los dos hombres la sorprendi贸. Athelstad observ贸 que la mujer parec铆a incomoda con la presencia del ex谩nime si bien era evidente que se conoc铆an. 

Despu茅s de las debidas presentaciones el muchacho le tendi贸 el pergamino. Ella lo estudi贸 con creciente inter茅s. Sunagami era una experta exploradora y su gran pasi贸n, despu茅s de sus bestias, eran los mapas.

- Recuerdo este mapa - dijo ella devolviendo el documento al joven - Creo que tengo la copia en mi estancia. Seguidme.

La estancia de Sunagami estaba amueblada con estanter铆as atestada de cachivaches y manuscritos cartogr谩ficos de todo tipo. Elkam las examin贸 mientras ella rebuscaba el mapa en cuesti贸n. Le llam贸 la atenci贸n un colgante sobre unas cartas antiguas. Lo reconoci贸. Era un regalo suyo. A su memoria acudi贸 un viejo recuerdo de cuando fueron amantes, pero como todo lo de su vida anterior, le resultaba  ajeno. Como si aquellas vivencias fueran de otra persona. Cuando levanto la vista sus miradas se cruzaron. 

Sunagami esquiv贸 sus ojos de un azul glacial  y volc贸 su atenci贸n sobre el mapa. El Elkam que hab铆a vuelto de Corona de Hielo a menudo le resultaba un completo extra帽o. No quer铆a pensar en eso, ahora no. 

Despleg贸 el plano encima de la mesa aclar谩ndose la garganta.

- Lo que tenemos aqu铆 es lo que en criptogeografia se conoce como “notorious enigma”

- ¿Qu茅 es un notorius enigma? - pegunt贸 el joven sent谩ndose

     - Pues algo que es notorio, obvio en el mapa. Que est谩 ah铆. Sabes que est谩 ah铆 pero no est谩. Algo que sin estalo est谩 y por lo tanto es un enigma - dijo ella asintiendo convencida de su explicaci贸n.

- Estoo… - El joven mago intent贸 no sonar demasiado bobo - No he entendido nada.

- ¡Exacto! - exclam贸 la elfa d谩ndose una palmada en el muslo mientras asent铆a satisfecha.

El muchacho mir贸 a Elkam en busca de un atisbo de comprensi贸n. Este estudiaba las runas del mapa ajeno a la conversaci贸n.

-Si necesitas una exploradora estas en el sitio perfecto, tengo todos mis logros de exploraci贸n reconocidos - Sac贸 de la estanter铆a un rollo de pergamino que al desplegarlo lleg贸 hasta el suelo - Exploraci贸n de Azeroth y este es el m谩s reciente – cogi贸 otro pergamino y se lo tendi贸 - Exploraci贸n de Draenor.

Athelstad le invadi贸 el entusiasmo. Si cada una de las personas que hab铆an acudido a su llamada aportaba una visi贸n al asunto, ser铆a genial.

- ¿De cu谩nto dispones? – pregunto Elkam.

- ¿Cu谩nto? ¿Cu谩nto de qu茅? - respondi贸 Athelstad desconcertado.

-¿Cuantos recurso dispones para esta campa帽a?

- ¿Campa帽a? ¿Qu茅 campa帽a? Yo…yo – comenz贸 a tartamudear - Yo… no tengo dinero. ¡Solo soy un estudiante!

- Lo supon铆a - Reprendi贸 Elkam con desd茅n gir谩ndose  en redondo hacia la puerta. 

- Pero…pero… ¡No se trata de dinero! ¡Se trata de salvar nuestro mundo! – Aleg贸 el mago viendo como es esfumaba el que pod铆a ser uno de sus fichajes m谩s potentes y adem谩s experto en runas.

Haciendo caso omiso el elfo abri贸 la puerta y se detuvo. Sin girarse del todo le habl贸 a Sunagami.

- Suna- hizo una pausa - He encontrado a tu hermano.

La elfa se levanto de repente.

- ¿Est谩…?- no se atrev铆a a pronunciar la terrible palabra.

- Vivo… Entre los Illidari – y se march贸 sin m谩s.

 Ella se dej贸 caer el asinti贸 sin decir nada.

- No nos va a ayudar - dijo Athelstad consternado. 

- Si lo har谩 – el rostro de aquella bella elfa se hab铆a ensombrecido - Elkam siempre ha sido una persona generosa aunque muy cabezota - Bajo la mirada perdida en alg煤n recuerdo que manifest贸 en voz alta -  A menudo me sacaba de mis casillas pero luego no paraba hasta hacerme re铆r. Me niego a pensar que nada de eso queda bajo esa… capa de hielo.

“¡Pero qu茅 dices mujer! ¡Estos t铆os son un pu帽ado de psic贸patas sin sentido del humor. No sienten ni padecen y adem谩s huelen mal!  Aunque este no huelo mucho. Se ve que fue un muerto bastante fresco.”

 Athelstad apret贸 los labios y desech贸 ese pensamiento antes de que saliese de su boca. No era el momento.

- No nos va a ayudar - repiti贸

- Lo har谩. No te preocupes.

- ¿C贸mo est谩s tan segura?

- Se ha llevado el mapa - Dijo ella con una triste sonrisa.

                                                                -o-


Sunagami lleg贸 al alto de Krasus pregunt谩ndose lo mismo que se hab铆a estado preguntado todo el camino: ¿Por qu茅? ¿Por qu茅 Hykram hab铆a elegido ese camino? 

Sab铆a que la muerte de Elkam le hab铆a dejado destrozado y que las cosas en Terrallende se hab铆an torcido separ谩ndolos pero… ¿Por qu茅? ¿Por qu茅 unirse al traidor?

Suna se acerc贸 a uno de los dos Illidari que guardaban el acceso al campamento. Su aspecto era desagradable con aquellos cuernos, los ojos inyectados en el fulgor de magia vil y sus pieles escamosas  cubiertas de tatuajes. 

- ¿Qu茅 buscas mujer? - exclam贸 este.

- Busco a Hykram VeloNiebla, se encuentra entre los vuestros.

- ¿y qui茅n le busca? - Pregunto el otro con tono amenazante.

- Sunagami – respondi贸 ella sin amedrentarse.

Llevaba un buen rato sentada en el banco, mirando al suelo, sumida en sus pensamientos. Despu茅s de tantos a帽os de b煤squeda y dolorosa incertidumbre, de no saber si estaba vivo o muero. ¿De verdad se hab铆a convertido en uno de esos engendros? Preferir铆a que estuviese muerto. ¿Realmente lo prefer铆a? No lo sab铆a. Necesitaba verle. Verle y o铆rlo de su boca: ¿Por qu茅?

Oy贸 su nombre en un susurro. Se levant贸 de inmediato y all铆 estaba su hermano, delante de ella. De su cr谩neo sobresal铆an unos peque帽os cuernos. Llevaba los ojos vendados con una venda de lino. Su piel se hab铆a vuelto oscura y 谩spera cubierta de tatuajes de un rojo intenso.

- Hykram…¿porqu茅?- Suna fue incapaz de decir otra cosa.

- Cre铆 que… - Hykram tuvo que interrumpirse. Otra vez la dolorosa imagen en su cabeza de 茅l sin poder hacer otra cosa que rozar las yemas de los dedos de su hermana y contemplar c贸mo ella se precipitaba al vaci贸.

Su demonio interior siempre estaba al acecho para atacarle  e intentar destruirle. Era una lucha constante. Descubrir que las dos  personas que m谩s amaba no estaban muertas le hab铆a proporcionado a su demonio dolorosos recuerdos y emociones que usar como arma. La primera vez le cogi贸 con la guardia baja pero ya no. Hizo una pausa para volver a desterrar al demonio  y contin煤o hablando con un tono sereno.

- Te di por muerta. No tuve valor para buscar tu cad谩ver y ver tu cuerpo destrozado contra las rocas. El dolor de haberos perdido a los dos me hizo perder el juicio. Por eso hui. No s茅 cu谩nto tiempo estuve deambulando por Terrallende hasta que los Illidari me recogieron. Ellos me ense帽aron a transformar ese dolor en furia y me dieron una raz贸n para seguir luchando.

Ella lo miraba sin comprender mientras se tapaba la boca con la mano. Hykram no esperaba otra cosa que no fuera repudio y dio por hecho que no hab铆a m谩s que decir. Hizo una peque帽a reverencia dando un paso hacia atr谩s para marcharse.

- Lamento el dolor que te he causado y te pido perd贸n.

Antes de que 茅l se diera la vuelta, ella le rodeo el cuello con sus brazos y le abraz贸 con fuerza. No le import贸 que su piel fuera dura y 谩spera ni que su cuerpo estuviera tan caliente que parec铆a febril. Por fin hab铆a encontrado a su hermano.

- Te he buscado por todo Azeroth durante a帽os - dijo ella entre sollozos - incluso le ped铆 a Elkam que te buscara - Se separ贸 de 茅l con suavidad - 脡l es un ex谩nime. ¿Lo sabes?

Hykram asinti贸.

- Nos vimos a mi llegada a Ventormenta. 脡l me dijo que no hab铆as muerto. ¿Pero como...?-De s煤bito mir贸 hacia el cielo. Se quedo congelado un breve instante, susurr贸 - Demonios.

- ¡M谩rchate, corre! ¡Busca un lugar seguro! - le grito mientras se alejaba de ella a paso ligero.

El aire vibr贸 y todas las alarmas de Dalaran comenzaron a sonar de forma intermitente. La barrera m谩gica empez贸 a levantarse.

Suna se limpi贸 las l谩grimas con el dorso de la mano y se march贸 a toda prisa. Ten铆a que llegar a los establos y poner a salvo a sus bestias. La multitud de civiles que corr铆an a refugiarse en los bajos fondos le retrasaron la marcha. Cuando ya por fin estaba dejando la muchedumbre atr谩s alguien la agarro del brazo.

-  ¿A d贸nde vas? - le increp贸 Elkam con tono imperativo.

- A los establos, tengo que sacar a mis bestias - respondi贸 ella.

- No. Tienes que dirigirte a refu…¿¡¡Pero qu茅 haces!!?

Sunagami hab铆a cogido el m谩stil de una bandera que adornaba una de las fachadas y le estaba pegando en茅rgicos tirones hasta que consigui贸 arrancarla de la pared.

- ¡No ir茅 a ninguna parte sin mis bestias! - exclamo blandiendo el m谩stil a modo de lanza.

Elkam frunci贸 el se帽o y resopl贸, segu铆a siendo la misma mujer obstinada de siempre.  

Despu茅s de despachar a varios demonios por el camino, ambos llegaron a una bocacalle que daba a la plaza de los establos. De s煤bito el aire vibr贸 y una explosi贸n reson贸 en la plaza. Un infernal hab铆a ca铆do muy cerca de los edificios incendi谩ndolos.

Suna quiso ir corriendo al establo pero Elkam la sujet贸.

- ¡Est谩 ardiendo! ¡Tengo que sacarlos! - exclam贸 ella suplicante.

- No puedes acercarte con ese infernal ah铆 - Elkam observaba la plaza analizando la situaci贸n.

- ¡Morir谩n si no los saco! - hizo el intento de salir corriendo de nuevo.

Elkam la agarro con fuerza del brazo y la empuj贸 contra la pared.

- ¡Sunagami! ¡Si haces que te maten de forma est煤pida, te aseguro que levantar茅 tu cad谩ver como uno de mis esbirros!

- ¡No ser谩s capaz! - exclam贸 Suna indignada.

- Ponme a prueba - Respondi贸 茅l solt谩ndola con brusquedad. La hab铆a agarrado con tanta fuerza que le dej贸 los dedos marcados.

Ella hizo un moh铆n y se frot贸 el brazo dolorido. No hubo m谩s protestas, era consciente de que la situaci贸n no daba lugar a discusi贸n.

- Qu茅date aqu铆 hasta que est茅 despejado. –Elkam irrumpi贸 en la plaza hojaruna en mano y comenz贸 a gritar - ¡Eh, monigote verde! ¡Monta帽a de moco! ¡Ven a luchar con alguien de tu talla!

El infernal comenz贸 a moverse lentamente hacia el caballero que consigui贸 captar su atenci贸n.

“¡Venga, venga! ¡Mu茅vete maldito!”  La desesperaci贸n de Suna crec铆a viendo como las llamas alcanzaban al establo. Una sombra se movi贸 por el tejado. Su lince hab铆a conseguido escapar pero los dem谩s segu铆an atrapados. No pod铆a esperar m谩s. Los gritos de los animales la llenaban de angustia.  Se acerc贸 con sigilo y entro en el establo. Comenz贸 a abrir todas las puertas de los recintos. El 煤ltimo en salir fue su lobo que hab铆a abierto un gran agujero en su puerta a mordiscos.  Cogi贸 su arco que colgaban de la pared y corri贸 de nuevo a la plaza con el lobo a su lado. Solo tuvo que dar un fuerte silbido para que su puma acudiera tambi茅n. 

 Fuera, otros combatientes tanto de un bando como de otro se hab铆an unido a la lucha. Suna silbo y se帽al贸 a un man谩fago. Sus dos bestias se abalanzaron contra el demonio mientras ella disparaba flechas hasta abatirlo. Se lanzo a la carrera para volver a tomar posici贸n. Otro silbido, otro objetivo. Su disparo certero atraves贸 la garganta del demonio que pretend铆a decapitar a uno de los defensores.

Se retir贸 brevemente de la batalla para atender un feo corte que su lince ten铆a en el lomo. No perd铆a ojo de la lucha contra el infernal. 

Elkam y su hermano luchaban codo con codo como en los viejos tiempos. Vio a Hykram transformase en una oscura figura alada que expulsaba un haz vil por los ojos. Una porci贸n de suelo alrededor de los pies de Elkam se volvi贸 de un rojo ocre como la sangre y toda la vegetaci贸n dentro del 谩rea se marchit贸. Un desdichado roedor que hu铆a entr贸 en el 谩rea y cay贸 fulminado. La descomposici贸n del peque帽o cad谩ver fue inmediata.

“No. No era igual que en los viejos tiempos. Ellos no eran los mismos y nunca volver铆an a serlo” pens贸 Suna mientras tensaba su arco con rabia. Esa interminable guerra contra la Legi贸n Ardiente hab铆a cambiado sus vidas de forma cruel. Volvi贸 a la lucha disparando con m谩s furia que antes. 

Todos los ciudadanos de Azeroth tendr铆an que pelear para evitar que Sargeras acabara con su mundo. No lo pod铆an permitir. Aprovechar cualquier cosa que supusiese una ligera ventaja era fundamental. Rendirse no era una opci贸n. Y si el mago estaba en lo cierto, ella har铆a lo posible por hacer notorio el enigma del mapa.


Relatos del mundo Warcraft: Elkam Plenilunio

Cre铆a que este relato lo hab铆a publicado aqu铆 pero se ve que no. No recuerdo donde lo publiqu茅 馃槄

Elkam Plenilunio


Elkam se envolvi贸 en su capa para protegerse del frio de la noche. A帽oraba los c谩lidos bosques de Vallefresno, su tierra natal. El invierno se acercaba y las noches eran cada vez m谩s g茅lidas.
Elkam era alto y ancho de espaldas como la mayor铆a de los guerreros de Darnasus. Portaba dos espadas a la espalda. Sus hojas eran largas, estrechas y muy afiladas. Ligeras de manejar, flexibles y a su vez extremadamente resistentes. Se las hab铆a comprado a un extra帽o vendedor ambulante tras mucho insistir y muchas cervezas. El comerciante  cont贸 que esas “Katanas”, as铆  las  llam贸 el tipo, hab铆an sido forjadas en tierras ignotas y eran piezas extraordinarias. Sin duda lo eran para el guerrero elfo.
  Cruz贸 el patio en direcci贸n a la torre oeste. No hac铆a mucho que lo hab铆an nombrado capit谩n de la guardia de aquel puesto fronterizo.
Al llegar a lo alto de la torre, el vig铆a all铆 apostado lo saludo con respeto.
- ¿Alguna novedad?- pregunt贸 Elkam.
- No capit谩n, aunque parece que tendremos niebla esta anoche.
El capit谩n escrut贸 el horizonte y observ贸  como la bruma que se formaba parec铆a avanzar hacia ellos. Volvi贸 a bajar y orden贸 que cerraran las puertas.
La temperatura bajo de forma s煤bita. Finos copos de nieve empezaron a caer. Elkam los contempl贸 con fastidio y maldijo para s铆. Oy贸 a su espalda que alguien le llamaba, era Hykram, su hombre de apoyo y mejor amigo.
- He pensado que te vendr铆a bien algo caliente- le ofreci贸 un taz贸n de caldo humeante.
- Lo que realmente me sentar铆a bien es el calor de los muslos de Suna- Contest贸 con nostalgia.
-¡No hables as铆 de mi hermana!- exclam贸 Hykram enfadado.

Elkam se ech贸 a  re铆r; le divert铆an los celos de “hermano mayor” que le entraban a su amigo cada vez que hablaba de su relaci贸n con ella.
-No he dicho nada malo. Es la verdad- El guerrero no paraba de re铆r ante la cara de irritaci贸n de su amigo.
-¿No te hab铆a mandado a paseo? ¡Olv铆date de ella!
Elkam dej贸 de re铆r y torci贸 el gesto, se llevo la taza a los labios- Cambiar谩 de parecer cuando vuelva a Darnasus.
Hykram abri贸 la boca para seguir con la reprimenda pero la cerr贸 de pronto. Los dos amigos se miraron alarmados, ambos lo hab铆an o铆do: el sonido inconfundible del silbar de una flecha, el impacto y el golpe sordo de un cuerpo al desplomarse.
De inmediato la campana de alarma de la torre oeste comenz贸 a sonar, segundos despu茅s otra flecha la hizo callar.
-¡Ve a la torre! ¡Corre!- Le orden贸 Elkam mientras sal铆a disparado a dar la voz de alarma.
Hykram subi贸 los escalones como un rayo. Al llegar arriba vio a su compa帽ero centinela muerto. Una flecha le hab铆a entrado por debajo de la mand铆bula  atraves谩ndole el cr谩neo. Se asom贸 con cautela y gracias a su aguda visi贸n pudo distinguir a todo un batall贸n movi茅ndose torpemente entre la inusual niebla muy cerca de las puestas.
Algo se movi贸 a su espalda, se gir贸 r谩pidamente. Contempl贸 horrorizado como el centinela se levantaba. Era imposible que alguien con semejante herida estuviera vivo. El soldado muerto sac贸 la espada de su cinto y lo atac贸. Hykram lo esquiv贸 por poco, la conmoci贸n casi le ten铆a paralizado. El centinela volvi贸 a la carga y esta vez casi logr贸  su objetivo alcanz谩ndole en un brazo. Era dif铆cil moverse en un espacio tan reducido. Hizo otra finta agarrando al soldado por el brazo empuj谩ndolo contra una de las vigas.  Sac贸 su daga y se la clav贸 en la espalda sin ning煤n resultado. ¡Qu茅 idiota, no se puede matar lo que ya est谩 muerto! Ese funesto pensamiento le bloqueaba. Oy贸 a Elkam en el patio gritando 贸rdenes. El jaleo le sac贸 de su estupor justo a tiempo para aprovechar la inercia de su atacante y tirarle por la baranda abajo.
En la otra torre, el centinela tambi茅n con una flecha mortal atraves谩ndole la garganta, estaba en p铆e disparando contra sus compa帽eros del patio con punter铆a mort铆fera.
-¡Abatidle, maldita sea!- grit贸 el capit谩n Elkam a los desconcertados arqueros.
El centinela de la torre este, sin duda deb铆a ser v铆ctima de alg煤n hechizo de control de masas, o al menos eso pensaron. Hab铆a abatido a los soldados apostados en la puerta norte del fuerte y a los compa帽eros que hab铆an subido a detenerle.  Por m谩s flechas que le clavaban este no parec铆a cejar en su empe帽o asesino.
Hykram lleg贸 corriendo a la posici贸n de su capit谩n. El tremendo sprint le hab铆a dejado sin aliento.
-Enemigo a las puertas- pudo decir mientras intentaba recuperar el resuello.
-¿Cu谩ntos son? ¿A qu茅 distancia?- le apremi贸 Elkam.
-Elkam…..el centinela…..muertos…..se levantan- Hykram intentaba hablar entre jadeos.
Elkam lo mir贸 sin comprender; de pronto un soldado grit贸 “¡Capit谩n, las puertas!” Dirigi贸 la mirada hacia ellas y comprendi贸 de inmediato lo que quer铆a decir su amigo: Los soldados que hacia escasos momentos yac铆an muertos sobre la fina capa de nieve se hab铆an levantado y comenzaban a abrir las puertas del fort铆n.
-¡Detenedles, deprisa!- Su reacci贸n fue r谩pida, desenvain贸 sus dos katanas  y sali贸 de su parapeto sin importarle que el centinela pose铆do siguiera lanzando flechas- ¡Quiero un grupo de arqueros en cada atalaya! Hykram, acaba con ese bastardo de la torre. ¡¡Defended las puertas!! ¡¡Moveos!!
Nada pod铆a haber preparado a aquellos soldados de la Alianza para enfrentarse a semejante enemigo.
 Las puertas cedieron y dieron paso a un ej茅rcito de cad谩veres andantes en diferentes grados de descomposici贸n. Alguno no eran m谩s que huesos unidos por jirones de carne seca. Su mera visi贸n era perturbadora.
La primera carga fue brutal. Muchos defensores cayeron incapaces de reaccionar ante tan horrenda visi贸n. A pesar del desconcierto inicial los soldados lucharon con fiereza frenando la incursi贸n del enemigo en el patio.
-¡¡No vacil茅is!! ¡¡Desmembradlos!!- Las katanas de Elkam cortaban los cuerpos putrefactos como si fueran mantequilla.  La 煤nica manera de pararlos era cercenar miembros.
A medida que luchaban el caos empez贸 a apoderarse de la vanguardia de defensores. Los soldados ca铆dos se levantaban y combat铆an contra sus compa帽eros vivos. Un golpe devastador para las fuerzas defensoras. Por cada soldado de la Alianza que mor铆a, el ej茅rcito profano ganaba un nuevo combatiente.
Un asaltante esqueleto se abati贸 sobre el capit谩n. Con una finta lo esquiv贸 cort谩ndole un brazo con una katana y con la otra le mutil贸 las piernas. Sin perder tiempo pis贸 el brazo del cuerpo desplomado que a煤n se agitaba furioso y de una patada se lo arranc贸.
Sus hombres perd铆an terreno con mucha rapidez. Por m谩s enemigos que derribaban no parec铆a hacer mella entre los atacantes.  No hab铆a m谩s opci贸n que resistir y ganar tiempo.
Busc贸 a Hykram entre los combatientes.  Lo llam贸 a gritos mientras corr铆a hacia la torre de vuelo.  Los dos se encontraron a los pies de la torre y se refugiaron dentro.
-Quiero que cojas el vuelo y alertes al basti贸n - le apremi贸 Elkam.
-¡No! ¡Yo me quedo contigo!-Hykram rectifico ante la hosca mirada de Elkam- Quiero decir…que puede hacerlo cualquier, yo soy m谩s 煤til en combate y lo sabes. ¡D茅jame luchar contigo!
No le faltaba raz贸n y el guerrero elfo lo sab铆a. Hykram era m谩s bajo y delgado que el resto pero lo supl铆a con creces con su tremenda agilidad y celeridad.  Era tan sigiloso y letal con sus dagas como una serpiente.
Elkam mir贸 hacia fuera mientras Hykram segu铆a suplic谩ndole que le dejara luchar a su lado. Volvi贸 a sopesar la situaci贸n. Les estaban masacrando. El ataque inicial hab铆a dejado a sus hombres sin capacidad de reacci贸n y la intensa lucha les estaba llevando al l铆mite de sus fuerzas. 脡l mismo estaba exhausto y malherido. La hoja de sus espadas se hab铆an roto aunque todav铆a conservaban el suficiente largo para ser mortales.
Pronto acabar铆a todo. 
- No es momento para cuestionar mis 贸rdenes- su tono fue tajante-¡V茅!
"Si tu mueres yo muero contigo" Quiso decir Hykram,  quiso decirle tantas cosas que jam谩s se hab铆a atrevido a decirle...pero lo 煤nico que sali贸 de su boca fue -Si capit谩n.
Hykram lleg贸 a la plataforma de vuelo donde el hipogrifo graznaba y coceaba alterado por la contienda y los olores a sangre y muerte. Tard贸 un buen rato en calmar al animal y conseguir ponerle la silla, entonces repar贸 en que el fragor de la batalla hab铆a cesado. Le dio un vuelco el coraz贸n y se asom贸.
El combate se hab铆a de tenido. Solo quedaban en el patio el capit谩n y pu帽ado soldados rodeados por la horda de cad谩veres.
El comandante de las huestes se abri贸 paso seguido de otro individuo de igual aspecto; Un caballero vestido con una armadura negra adornada con calaveras y colmillos. Contempl贸 al reducido grupo que no ced铆a en su empe帽o de defender el paso. Levant贸 un brazo en direcci贸n al grupo y una mano invisible agarr贸 a Elkam por el cuello y lo levant贸 en el aire. Los soldados se lanzaron a defender a su capit谩n pero no ten铆an la menor oportunidad. Fueron aniquilados.
El siniestro caballero se acerc贸 con parsimonia mientras desenvainaba su acero. La espada brill贸 con los primeros rayos del sol haciendo que las runas inscritas en su hoja refulgieran con m谩s intensidad. Y sin m谩s miramiento atraves贸 con ella el pecho del elfo que segu铆a luchando por soltarse.
-Admirable- dijo el caballero de la muerte sin ning煤n rastro de emoci贸n en su voz. Observ贸 como Elkam exhalaba su 煤ltimo aliento en el suelo y su sangre te帽铆a la nieve de rojo.- Llevad a este al basti贸n de 脡bano. Lucha bien.

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Remake 23




 Experimentando con Clip studio hice algunas mejoras a esta vieja ilustraci贸n. Luce algo mejor. 

16 de julio de 2023

REdibujado: El jormaz

 

Despu茅s de mucho quiero retomar el dibujo, he empezado por redibujar este personaje. Lo de menos ha sido el dibujo en s铆, lo peor ha sido manejar el Clip Studio. Me queda mucho que aprender >_<


27 de diciembre de 2015

2 de noviembre de 2015

El Jormaz de Saralham

 El-Jormaz:
"Aquel gigante con aspecto de viejo guerrero y hermosa cabellera pelirroja, surcada de crenchas blancas y doradas, era el agudo e impenetrable El-Jormaz de Saralham, un antiguo mercenario de la Guerra de los Crisoles Daya que desde hac铆a seis inviernos acaparaba en la aduana central de Siritinga los cargos de Celador de Embajadores, Jefe de la Polic铆a Aerost谩tica y Maestro de los C贸digos de Laris, Arenas y Saucogris."

Fracmento del serial de ficci贸n sonora " Cuando Juan y Tula fueron a Siritinga" http://siritinga.blogspot.com.es/