El exilio del dibujante
Dibujos y bocetos
1 de noviembre de 2023
11 de septiembre de 2023
Relatos del mundo Warcraft: Notorius Enigma
Notorius Enigma era la hermandad donde jugaba en la expansi贸n de Legion. Hicimos un concurso de relatos sobre la hermandad y nuestros personajes y esto fue lo que sali贸.
Notorius Enigma.
Elkam tom贸 asiento en la taberna de Dalaran, sac贸 pergamino, tinta y pluma. Hab铆a trascurrido varios d铆as desde el 煤ltimo ataque de la legi贸n y comenzaba a sentirse bastante tenso. La inactividad le pasaba factura. “El regalo” que hab铆a dejado el Rey Ex谩nime a los caballeros de la muerte empezaba a manifestarse. El anhelo de matar y el ansia por sentir el calor de la sangre entre los dedos, si no la saciaba, se trasformaba en dolor f铆sico. Un dolor que a veces era dif铆cil de llevar, realmente dif铆cil.
Necesitaba distraer su mente de aquella maldici贸n. Moj贸 la pluma y puso toda su atenci贸n en el glifo que estaba perfeccionado. Una oleada de dolor le golpe贸 sin previo aviso. Apret贸 el pu帽o con tanta fuerza que rompi贸 la pluma estropeando el pergamino. Cuando la punzada pas贸 tom贸 aire y lo exhal贸 mascullando una maldici贸n.
- ¡Maldito seas Arthas!
Recogi贸 todo con fastidio y se levant贸. Tendr铆a que buscar otra manera de calmar el dolor. Quiz谩s en los bajos fondos.
Al pasar junto al tabl贸n de anuncios, una nota se desprendi贸 de este y fue a parar justo a sus pies. Llam贸 su atenci贸n la pulcra caligraf铆a. Recogi贸 la nota que estaba bastante manoseada y la ley贸. Parec铆a un buen pasatiempo. Hablaba de un misterio a resolver escondido en un mapa y de salvar Azeroth. Se citaba a los interesados en aquel mismo lugar aunque varios d铆as atr谩s. Conoc铆a al firmante del escrito.
El primer d铆a que visit贸 la biblioteca de Dalaran, sus pesadas botas y el repiqueteo de la armadura hab铆an perturbado la paz del recinto nada m谩s entrar. Aquel muchacho se le hab铆a acercado por la espalda al trote record谩ndole e invit谩ndole a dejar sus armas a la entrada del edificio. Pedirle a un caballero de la muerte que se desprendiera de su hojaruna era como pedirle a un mago que se cortara las manos. Superado el primer encontronazo los dos hab铆an coincidido en su pasi贸n por los libros y los escritos antiguos.
-o-
Athelstad recogi贸 la pila de libros de la sala de lectura y comenz贸 a colocarlos de nuevo en las estanter铆as. No dejaba de darle vueltas a la cabeza. Hab铆a acudido gente a su llamada; si pero la mayor铆a lo hab铆an hecho para re铆rse en su cara. Los pocos que hab铆a mostrado inter茅s eran eso: pocos.
Muy pocos para una empresa tan grande. Necesitaba m谩s gente que compartiera su convicci贸n. ¿Pero c贸mo hacer para que se le uniera m谩s gente? ¿C贸mo reclutar nuevos h茅roes?
Termin贸 de colocar el 煤ltimo libro y se volvi贸 para seguir con la tediosa tarea. Tan absorto estaba en sus pensamientos que de repente fue como darse de narices contra un iceberg. El choque le hizo retroceder hasta golpearse la espalda contra la estanter铆a. Se encontr贸 mirando a un ancho pecho vestido con una coraza negra y el tabardo de los caballeros de la espada de 茅bano.
A pesar de haber hablado varias veces con Elkam, no pod铆a evitar la impresi贸n que este le causaba. M谩s trat谩ndose de un elfo de la noche que le sacaba al menos tres cabezas y le erizaba todos los bellos de su cuerpo cuando estaba cerca y teniendo en cuenta que la resurrecci贸n del caballero estaba ligada a la escarcha, literalmente helaba el aire a su alrededor.
- Hola muchacho - dijo el elfo tendi茅ndole la nota - H谩blame de esto.
Athelstad se recompuso la toga y recuper贸 el aliento. Hab铆a estado tan abstra铆do en sus divagaciones que no se percat贸 de su presencia. Indic贸 al elfo que le siguiera a otra sala donde poder hablar sin ser molestados.
- El texto es ambiguo. Se puede interpretar de muchas formas - dijo Elkam despu茅s de haber estudiado el manuscrito que Athelstad le hab铆a mostrado- Esto parece escritura r煤nica muy antigua.- se帽alo unas marcas que recorr铆an el borde del mapa.
- ¿Sabes qu茅 dice?
- No.
- ¿Podr铆as traducirlo? – Un atisbo de esperanza naci贸 en el joven mago. Si un oficial de los caballeros de 茅bano se un铆a a su b煤squeda ser铆a algo bueno, realmente bueno.
- Podr铆a- contesto Elkam con tono indiferente – Pero necesitaras un experto que descifre el mapa.
Las esperanzas de Athelstad se volvieron a desinflar.
- ¿Conoces alguno? - pregunt贸 t铆midamente.
- Tal vez.
-o-
El joven mago apret贸 el paso, le costaba seguir las zancadas del elfo. Caminaron hasta llegar al otro extremo de la ciudad donde se hallaban la mayor铆a de los establos. Elkam entr贸 en uno de ellos donde se encontraba una mujer elfa de cabello plateado. Esta cepillaba con mimo a un enorme lince rojo que ronroneaba como si fuera un inofensivo gato dom茅stico. La entrada de los dos hombres la sorprendi贸. Athelstad observ贸 que la mujer parec铆a incomoda con la presencia del ex谩nime si bien era evidente que se conoc铆an.
Despu茅s de las debidas presentaciones el muchacho le tendi贸 el pergamino. Ella lo estudi贸 con creciente inter茅s. Sunagami era una experta exploradora y su gran pasi贸n, despu茅s de sus bestias, eran los mapas.
- Recuerdo este mapa - dijo ella devolviendo el documento al joven - Creo que tengo la copia en mi estancia. Seguidme.
La estancia de Sunagami estaba amueblada con estanter铆as atestada de cachivaches y manuscritos cartogr谩ficos de todo tipo. Elkam las examin贸 mientras ella rebuscaba el mapa en cuesti贸n. Le llam贸 la atenci贸n un colgante sobre unas cartas antiguas. Lo reconoci贸. Era un regalo suyo. A su memoria acudi贸 un viejo recuerdo de cuando fueron amantes, pero como todo lo de su vida anterior, le resultaba ajeno. Como si aquellas vivencias fueran de otra persona. Cuando levanto la vista sus miradas se cruzaron.
Sunagami esquiv贸 sus ojos de un azul glacial y volc贸 su atenci贸n sobre el mapa. El Elkam que hab铆a vuelto de Corona de Hielo a menudo le resultaba un completo extra帽o. No quer铆a pensar en eso, ahora no.
Despleg贸 el plano encima de la mesa aclar谩ndose la garganta.
- Lo que tenemos aqu铆 es lo que en criptogeografia se conoce como “notorious enigma”
- ¿Qu茅 es un notorius enigma? - pegunt贸 el joven sent谩ndose
- Pues algo que es notorio, obvio en el mapa. Que est谩 ah铆. Sabes que est谩 ah铆 pero no est谩. Algo que sin estalo est谩 y por lo tanto es un enigma - dijo ella asintiendo convencida de su explicaci贸n.
- Estoo… - El joven mago intent贸 no sonar demasiado bobo - No he entendido nada.
- ¡Exacto! - exclam贸 la elfa d谩ndose una palmada en el muslo mientras asent铆a satisfecha.
El muchacho mir贸 a Elkam en busca de un atisbo de comprensi贸n. Este estudiaba las runas del mapa ajeno a la conversaci贸n.
-Si necesitas una exploradora estas en el sitio perfecto, tengo todos mis logros de exploraci贸n reconocidos - Sac贸 de la estanter铆a un rollo de pergamino que al desplegarlo lleg贸 hasta el suelo - Exploraci贸n de Azeroth y este es el m谩s reciente – cogi贸 otro pergamino y se lo tendi贸 - Exploraci贸n de Draenor.
Athelstad le invadi贸 el entusiasmo. Si cada una de las personas que hab铆an acudido a su llamada aportaba una visi贸n al asunto, ser铆a genial.
- ¿De cu谩nto dispones? – pregunto Elkam.
- ¿Cu谩nto? ¿Cu谩nto de qu茅? - respondi贸 Athelstad desconcertado.
-¿Cuantos recurso dispones para esta campa帽a?
- ¿Campa帽a? ¿Qu茅 campa帽a? Yo…yo – comenz贸 a tartamudear - Yo… no tengo dinero. ¡Solo soy un estudiante!
- Lo supon铆a - Reprendi贸 Elkam con desd茅n gir谩ndose en redondo hacia la puerta.
- Pero…pero… ¡No se trata de dinero! ¡Se trata de salvar nuestro mundo! – Aleg贸 el mago viendo como es esfumaba el que pod铆a ser uno de sus fichajes m谩s potentes y adem谩s experto en runas.
Haciendo caso omiso el elfo abri贸 la puerta y se detuvo. Sin girarse del todo le habl贸 a Sunagami.
- Suna- hizo una pausa - He encontrado a tu hermano.
La elfa se levanto de repente.
- ¿Est谩…?- no se atrev铆a a pronunciar la terrible palabra.
- Vivo… Entre los Illidari – y se march贸 sin m谩s.
Ella se dej贸 caer el asinti贸 sin decir nada.
- No nos va a ayudar - dijo Athelstad consternado.
- Si lo har谩 – el rostro de aquella bella elfa se hab铆a ensombrecido - Elkam siempre ha sido una persona generosa aunque muy cabezota - Bajo la mirada perdida en alg煤n recuerdo que manifest贸 en voz alta - A menudo me sacaba de mis casillas pero luego no paraba hasta hacerme re铆r. Me niego a pensar que nada de eso queda bajo esa… capa de hielo.
“¡Pero qu茅 dices mujer! ¡Estos t铆os son un pu帽ado de psic贸patas sin sentido del humor. No sienten ni padecen y adem谩s huelen mal! Aunque este no huelo mucho. Se ve que fue un muerto bastante fresco.”
Athelstad apret贸 los labios y desech贸 ese pensamiento antes de que saliese de su boca. No era el momento.
- No nos va a ayudar - repiti贸
- Lo har谩. No te preocupes.
- ¿C贸mo est谩s tan segura?
- Se ha llevado el mapa - Dijo ella con una triste sonrisa.
-o-
Sunagami lleg贸 al alto de Krasus pregunt谩ndose lo mismo que se hab铆a estado preguntado todo el camino: ¿Por qu茅? ¿Por qu茅 Hykram hab铆a elegido ese camino?
Sab铆a que la muerte de Elkam le hab铆a dejado destrozado y que las cosas en Terrallende se hab铆an torcido separ谩ndolos pero… ¿Por qu茅? ¿Por qu茅 unirse al traidor?
Suna se acerc贸 a uno de los dos Illidari que guardaban el acceso al campamento. Su aspecto era desagradable con aquellos cuernos, los ojos inyectados en el fulgor de magia vil y sus pieles escamosas cubiertas de tatuajes.
- ¿Qu茅 buscas mujer? - exclam贸 este.
- Busco a Hykram VeloNiebla, se encuentra entre los vuestros.
- ¿y qui茅n le busca? - Pregunto el otro con tono amenazante.
- Sunagami – respondi贸 ella sin amedrentarse.
Llevaba un buen rato sentada en el banco, mirando al suelo, sumida en sus pensamientos. Despu茅s de tantos a帽os de b煤squeda y dolorosa incertidumbre, de no saber si estaba vivo o muero. ¿De verdad se hab铆a convertido en uno de esos engendros? Preferir铆a que estuviese muerto. ¿Realmente lo prefer铆a? No lo sab铆a. Necesitaba verle. Verle y o铆rlo de su boca: ¿Por qu茅?
Oy贸 su nombre en un susurro. Se levant贸 de inmediato y all铆 estaba su hermano, delante de ella. De su cr谩neo sobresal铆an unos peque帽os cuernos. Llevaba los ojos vendados con una venda de lino. Su piel se hab铆a vuelto oscura y 谩spera cubierta de tatuajes de un rojo intenso.
- Hykram…¿porqu茅?- Suna fue incapaz de decir otra cosa.
- Cre铆 que… - Hykram tuvo que interrumpirse. Otra vez la dolorosa imagen en su cabeza de 茅l sin poder hacer otra cosa que rozar las yemas de los dedos de su hermana y contemplar c贸mo ella se precipitaba al vaci贸.
Su demonio interior siempre estaba al acecho para atacarle e intentar destruirle. Era una lucha constante. Descubrir que las dos personas que m谩s amaba no estaban muertas le hab铆a proporcionado a su demonio dolorosos recuerdos y emociones que usar como arma. La primera vez le cogi贸 con la guardia baja pero ya no. Hizo una pausa para volver a desterrar al demonio y contin煤o hablando con un tono sereno.
- Te di por muerta. No tuve valor para buscar tu cad谩ver y ver tu cuerpo destrozado contra las rocas. El dolor de haberos perdido a los dos me hizo perder el juicio. Por eso hui. No s茅 cu谩nto tiempo estuve deambulando por Terrallende hasta que los Illidari me recogieron. Ellos me ense帽aron a transformar ese dolor en furia y me dieron una raz贸n para seguir luchando.
Ella lo miraba sin comprender mientras se tapaba la boca con la mano. Hykram no esperaba otra cosa que no fuera repudio y dio por hecho que no hab铆a m谩s que decir. Hizo una peque帽a reverencia dando un paso hacia atr谩s para marcharse.
- Lamento el dolor que te he causado y te pido perd贸n.
Antes de que 茅l se diera la vuelta, ella le rodeo el cuello con sus brazos y le abraz贸 con fuerza. No le import贸 que su piel fuera dura y 谩spera ni que su cuerpo estuviera tan caliente que parec铆a febril. Por fin hab铆a encontrado a su hermano.
- Te he buscado por todo Azeroth durante a帽os - dijo ella entre sollozos - incluso le ped铆 a Elkam que te buscara - Se separ贸 de 茅l con suavidad - 脡l es un ex谩nime. ¿Lo sabes?
Hykram asinti贸.
- Nos vimos a mi llegada a Ventormenta. 脡l me dijo que no hab铆as muerto. ¿Pero como...?-De s煤bito mir贸 hacia el cielo. Se quedo congelado un breve instante, susurr贸 - Demonios.
- ¡M谩rchate, corre! ¡Busca un lugar seguro! - le grito mientras se alejaba de ella a paso ligero.
El aire vibr贸 y todas las alarmas de Dalaran comenzaron a sonar de forma intermitente. La barrera m谩gica empez贸 a levantarse.
Suna se limpi贸 las l谩grimas con el dorso de la mano y se march贸 a toda prisa. Ten铆a que llegar a los establos y poner a salvo a sus bestias. La multitud de civiles que corr铆an a refugiarse en los bajos fondos le retrasaron la marcha. Cuando ya por fin estaba dejando la muchedumbre atr谩s alguien la agarro del brazo.
- ¿A d贸nde vas? - le increp贸 Elkam con tono imperativo.
- A los establos, tengo que sacar a mis bestias - respondi贸 ella.
- No. Tienes que dirigirte a refu…¿¡¡Pero qu茅 haces!!?
Sunagami hab铆a cogido el m谩stil de una bandera que adornaba una de las fachadas y le estaba pegando en茅rgicos tirones hasta que consigui贸 arrancarla de la pared.
- ¡No ir茅 a ninguna parte sin mis bestias! - exclamo blandiendo el m谩stil a modo de lanza.
Elkam frunci贸 el se帽o y resopl贸, segu铆a siendo la misma mujer obstinada de siempre.
Despu茅s de despachar a varios demonios por el camino, ambos llegaron a una bocacalle que daba a la plaza de los establos. De s煤bito el aire vibr贸 y una explosi贸n reson贸 en la plaza. Un infernal hab铆a ca铆do muy cerca de los edificios incendi谩ndolos.
Suna quiso ir corriendo al establo pero Elkam la sujet贸.
- ¡Est谩 ardiendo! ¡Tengo que sacarlos! - exclam贸 ella suplicante.
- No puedes acercarte con ese infernal ah铆 - Elkam observaba la plaza analizando la situaci贸n.
- ¡Morir谩n si no los saco! - hizo el intento de salir corriendo de nuevo.
Elkam la agarro con fuerza del brazo y la empuj贸 contra la pared.
- ¡Sunagami! ¡Si haces que te maten de forma est煤pida, te aseguro que levantar茅 tu cad谩ver como uno de mis esbirros!
- ¡No ser谩s capaz! - exclam贸 Suna indignada.
- Ponme a prueba - Respondi贸 茅l solt谩ndola con brusquedad. La hab铆a agarrado con tanta fuerza que le dej贸 los dedos marcados.
Ella hizo un moh铆n y se frot贸 el brazo dolorido. No hubo m谩s protestas, era consciente de que la situaci贸n no daba lugar a discusi贸n.
- Qu茅date aqu铆 hasta que est茅 despejado. –Elkam irrumpi贸 en la plaza hojaruna en mano y comenz贸 a gritar - ¡Eh, monigote verde! ¡Monta帽a de moco! ¡Ven a luchar con alguien de tu talla!
El infernal comenz贸 a moverse lentamente hacia el caballero que consigui贸 captar su atenci贸n.
“¡Venga, venga! ¡Mu茅vete maldito!” La desesperaci贸n de Suna crec铆a viendo como las llamas alcanzaban al establo. Una sombra se movi贸 por el tejado. Su lince hab铆a conseguido escapar pero los dem谩s segu铆an atrapados. No pod铆a esperar m谩s. Los gritos de los animales la llenaban de angustia. Se acerc贸 con sigilo y entro en el establo. Comenz贸 a abrir todas las puertas de los recintos. El 煤ltimo en salir fue su lobo que hab铆a abierto un gran agujero en su puerta a mordiscos. Cogi贸 su arco que colgaban de la pared y corri贸 de nuevo a la plaza con el lobo a su lado. Solo tuvo que dar un fuerte silbido para que su puma acudiera tambi茅n.
Fuera, otros combatientes tanto de un bando como de otro se hab铆an unido a la lucha. Suna silbo y se帽al贸 a un man谩fago. Sus dos bestias se abalanzaron contra el demonio mientras ella disparaba flechas hasta abatirlo. Se lanzo a la carrera para volver a tomar posici贸n. Otro silbido, otro objetivo. Su disparo certero atraves贸 la garganta del demonio que pretend铆a decapitar a uno de los defensores.
Se retir贸 brevemente de la batalla para atender un feo corte que su lince ten铆a en el lomo. No perd铆a ojo de la lucha contra el infernal.
Elkam y su hermano luchaban codo con codo como en los viejos tiempos. Vio a Hykram transformase en una oscura figura alada que expulsaba un haz vil por los ojos. Una porci贸n de suelo alrededor de los pies de Elkam se volvi贸 de un rojo ocre como la sangre y toda la vegetaci贸n dentro del 谩rea se marchit贸. Un desdichado roedor que hu铆a entr贸 en el 谩rea y cay贸 fulminado. La descomposici贸n del peque帽o cad谩ver fue inmediata.
“No. No era igual que en los viejos tiempos. Ellos no eran los mismos y nunca volver铆an a serlo” pens贸 Suna mientras tensaba su arco con rabia. Esa interminable guerra contra la Legi贸n Ardiente hab铆a cambiado sus vidas de forma cruel. Volvi贸 a la lucha disparando con m谩s furia que antes.
Todos los ciudadanos de Azeroth tendr铆an que pelear para evitar que Sargeras acabara con su mundo. No lo pod铆an permitir. Aprovechar cualquier cosa que supusiese una ligera ventaja era fundamental. Rendirse no era una opci贸n. Y si el mago estaba en lo cierto, ella har铆a lo posible por hacer notorio el enigma del mapa.
Relatos del mundo Warcraft: Elkam Plenilunio
12 de agosto de 2023
9 de agosto de 2023
16 de julio de 2023
REdibujado: El jormaz
Despu茅s de mucho quiero retomar el dibujo, he empezado por redibujar este personaje. Lo de menos ha sido el dibujo en s铆, lo peor ha sido manejar el Clip Studio. Me queda mucho que aprender >_<
27 de diciembre de 2015
2 de noviembre de 2015
El Jormaz de Saralham
"Aquel gigante con aspecto de viejo guerrero y hermosa cabellera pelirroja, surcada de crenchas blancas y doradas, era el agudo e impenetrable El-Jormaz de Saralham, un antiguo mercenario de la Guerra de los Crisoles Daya que desde hac铆a seis inviernos acaparaba en la aduana central de Siritinga los cargos de Celador de Embajadores, Jefe de la Polic铆a Aerost谩tica y Maestro de los C贸digos de Laris, Arenas y Saucogris."
Fracmento del serial de ficci贸n sonora " Cuando Juan y Tula fueron a Siritinga" http://siritinga.blogspot.com.es/